19 enero 2015

No todo es digno de respeto y de ser tolerado


Por los recientes hechos violentos ocurridos en Francia, y otras partes de Europa y el mundo, en donde se ha cuestionado la libertad de expresión sobre su poder para criticar a las religiones u otras creencias, me parece que solo hay que dejar de lado favoritismos ideológicos.

Como dijo el periodista Osvaldo Robles "La libertad de expresión termina donde comienza el derecho a la dignidad de las víctimas". Hay que saber que el ejercicio del derecho a la libertad de expresión no es para decir gracejadas y barrabasadas, es para servir a los demás.

De otro notable pensador, el escritor colombiano David Osorio, titular del sitio De Avanzada, escribe en uno de sus artículos “Como amante de la Libertad de Expresión, no le reconozco a esta más límites que los hechos -con la excepción de las obras de ficción- y el honor y la honra de las personas. Por tanto no debe ser la libertad de expresión una coartada para calumniar e injuriar a nadie”.

Hay que ser muy concretos, no todo es libertades y derechos, también hay obligaciones y responsabilidades, eso es la vida. El respeto y la tolerancia son las virtudes que deben de promover quienes quieran ser respetados y tolerados. No lo niego, fue un acto criminal y horrendo el atentado terrorista el ocurrido en Paris, pero el insultar a otros no es el modo de señalar sus fallas. Es mejor ponerlos en evidencia, contra la cruda realidad es muy difícil luchar, y más si se muestra esa evidencia.

Los comunicadores, periodistas y demás personas que laboramos en el campo de la información sabemos que no es lo mismo criticar a una persona que a una ideología, o en este caso una religión, no debemos de poner a todos los seguidores de una ideología en un mismo costal. Hay que ver que si un dios necesita que sus feligreses o seguidores lo defiendan, indica muy claramente que no es tan poderoso y/o divino como debería de ser. El fanatismo es un problema bastante real, y no las religiones en si. Las religiones no matan, los fanáticos sí.

De hecho, es perfectamente sabido que los líderes de sectas fanáticas manipulan las escrituras de sus libros sagrados para lograr sus metas e intereses, que son netamente humanos y terrenales, y que en realidad no tienen nada que ver con el mensaje original de sus profetas o dioses.

Comentando una noticia titulada “El papa Francisco, sobre Charlie Hebdo: No se puede insultar la fe de los demás"; en un grupo dentro de las redes sociales dedicado al escepticismo y la refutación de mitos, me tocó charlar con Tito Salgado, un reconocido crítico promotor del escepticismo y el ateísmo, sobre este tema. Y en realidad, sí se puede insultar, pero no es lo correcto, pues un insulto es también una agresión, y a nadie le gusta ser agredido.

Aquí les comparto esta conversación sobre esa noticia: 
“Yo: De hecho, no es correcto insultar a las personas, algunas les podrían romper un par de huesos, en respuesta. Por mencionar un caso.
Tito: El respeto siempre será hacia la persona, pero no a sus ideas, creencias u opiniones.
Yo: Las ideas o creencias pueden ser respetables, siempre y cuando, aporten o inspiren virtudes o buenos valores a las personas, que los hagan funcional a la humanidad, de lo contrario son plenamente defenestrables, al igual que sus promotores.
Tito: Pero las ideas o creencias no son susceptibles de ser respetadas. Las personas sí.
Yo: Pues yo respeto muchas de tus ideas, y sí, las respeto; y a ti también. Antes de respetar a una persona hay que conocer sus ideas para ver si ambas son dignas de respeto, o de ser descartadas. Personalmente, yo no regalo mi respeto a nada ni a nadie. El respeto se gana y hay que seguir mereciéndolo”.

El respeto es una acción voluntaria, pero se debe de merecer para ser digno de ello. La tolerancia es otra de esas acciones voluntarias, que hacen poner a prueba y constatar nuestra calidad humana. Solo las personas e ideas que aporten esos buenos valores y virtudes que la sociedad necesita, merecen ser respetadas y toleradas; las que no lo hagan, merecen ser corregidas o hacerlas a un lado, donde no estorben a la humanidad.

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1 comentario:

Tito dijo...

Como de costumbre, un gran texto.

¡Un abrazo, Don Belduque!