23 septiembre 2013

Creen saberlo todo, pero se engañan a ellos mismos


Muy posiblemente ustedes ya se habrán topado a alguna persona que alega y/o presume saber mucho de algún o muchos temas, y se la pasa opinando de todo lo que se le presenta, sin embargo muchas de esas personas, supuestos “sabelotodo”, no tienen la más remota idea o conocimiento del tema del que están hablando, pero ellos siguen dando su punto de vista, incluso aunque nadie les haya preguntado lo que ellos piensan. ¿Se les hace conocido algún caso?

Uno podría pensar que se trata de simples “opinólogos”, esos personajes que son muy usados en algunos programas de entretenimiento o revistas para rellenar espacio con algo que suene curioso, por lo que dicen o la forma en que lo dicen, aunque no todo lo que digan sea estrictamente real. Incluso en la red y portales de internet han surgido sujetos que bajo la máscara de ser “anónimos” se ponen a opinar y editorializar sobre temas que van desde la política, economía, ciencia y tecnología. Pero resulta que algunos de ellos no son simples individuos que quieren llamar la atención y ganar fama con sus desatinadas opiniones, varios tienen algo desviado en sus mentes.  

Hoy, gracias a varios estudios, sabemos que en el mundo existen personas que padecen de un sesgo mental que es conocido como el “Efecto Dunning Kruger”. Este síndrome psicológico se caracteriza principalmente en que las personas que lo padecen tienden a sobrevalorar (demasiado) sus propias habilidades o conocimientos sobre uno o varios temas, son incapaces de reconocer las habilidades y conocimientos de otros (aunque los otros sí tengan evidencias sustentables de lo que dicen, y ellos no), y por si fuese poco, son incapaces de reconocer su extrema incompetencia e ignorancia.

Hay casos en que pareciera que se hacen fanáticos de sus propias ideas o fantasías, e intentan que los demás hagan lo que ellos digan, menospreciando todo intento de demostrarle (por las buenas) que ellos están en el total error, aunque esos intentos de enseñarles las ideas correctas vengan de personas con mucha más experiencia y conocimiento de campo que ellos. Incluso pueden llegara a poner en riesgo a otras personas, o incluso a ellos mismos, con tal de imponer e intentar demostrar sus ideas ante los demás, y en algunos casos solo entran en razón después de ver todo el desastre que causaron con sus ideas fuera de lugar.

En otras palabras, más tajantes, son gente incompetente e ignorante que es incapaz de reconocer su misma incompetencia, ni su propia ignorancia, pero presumen de saber y poder hacer cosas que, evidentemente, no dominan. Por eso a algunas personas, en esos momentos, nos viene a la memoria el afamado refrán que dice “No hay nada más peligroso que un tonto con iniciativa”. Creen tener la razón absoluta ante todo y por encima de todos. Aquí es donde se recomiendo ser muy analítico y muy inquisitivo para no caer en ese engaño involuntario, pues ellos creen tener la razón, no lo hacen con dolo, pero a esa incapacidad de reconocer los errores a veces empeora cuando entra en acción la soberbia personal de algunos de esos personajes, y es ahí donde pueden generar algunos problemas, pues tienen toda la confianza de que ellos están en lo correcto.  

¿Esto se les hace conocido o saben de alguien que tenga estas características? Posiblemente conozcan a algún caso de este curioso e incomodo padecimiento, el cual puede ser detectado y tratado con la adecuada atención psicológica, ya que se ha constatado que pueden mejorar su condición si reciben la capacitación adecuada en el o los temas que dicen tener mucho conocimiento, haciendo que ellos mismos se den cuenta de sus errores. Así es, ellos mismos pueden reconocer su falta de conocimiento o habilidad, si reciben el entrenamiento o la capacitación que les permita constatar que ellos no estaban en lo correcto.

Se ha detectado que algunos de esos sujetos que son creyentes y/o seguidores de las míticas conspiraciones políticas “secretas” y otros mitos pseudo-científicos que circulan por la red (como el movimiento anti vacunas, las inexistentes armas “escalares”, los chemtrails, etc.), y en muchos casos esa desinformación alimenta más sus deseos de seguir difundiendo sus “verdades” a todo mundo.

Por si fuese poco, a algunos se les ocurre inventar sus propias “revoluciones” que no tienen ningún sustento real, pues sus objetivos se basan en argumentos que son falsos, y se la pasan calificando y juzgando todo lo que pase frente a ellos, y nunca aceptan comentarios contrarios, y solo se burlan o atacan a quienes los quieran demostrarles que sus actos no tienen ningún sentido.

Y ante estos hechos, uno se da cuenta de lo curioso, y extraño al mismo tiempo, puede ser la mentalidad de las personas. Recordemos que los humanos somos seres sociales, racionales, lógicos e inquisitivos por naturaleza, y cuando ciertas conductas no concuerdan con esas características, es cuando debemos de tener mucho cuidado con esos individuos.


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