19 julio 2010

Los mártires y santos de la mentira



Es curioso, o más bien, triste, ver como algunas cuantas personas se abalanzan como si fuesen a una batalla, cuando se trata de defender sus ideales, aunque estos no les lleven a nada bueno, y aunque estos sean sustentados en simples engaños. Eso es parte del fanatismo patológico e irracional que ha generado algunas corrientes neo-oscurantistas de la falsa “nueva era de acuario” y filosofías similares pero de igual nulo valor.
Pero no hablemos de esos fanáticos de conciencias sometidas y doblegadas, que solo son victimas de los promotores del engaño, que sin ser los generadores de esos engaños, los siguen y los defienden a capa y espada, pues creen que son ciertos, pues para ellos son verdaderos, aunque esto esté muy lejano a la realidad. Por eso se dice que verdades puede haber muchas, pero realidad, solo hay una. De los que hay que comentar es de esos fanáticos que generan esas mentiras, y que a sabiendas de que todo es un engaño, hacen todo por defender su estafa, aunque en ello le valla la vida a más de uno de sus seguidores, y en algunos pocos casos también va la de ellos, con tal de “sacrificarse” y dar el toque final a su veneno mental. Eso es una forma de tirar una vida a la basura, y arrastrar a otras con él. Por más que lo pienso me parece perverso, al grado de maligno.
Pero como ya he dicho en otras partes: Inventan una mentira, y luego la defienden a muerte, pero aunque dieran la vida por ella, su mentira seguirá siendo una vil mentira. Y aquí me viene a la mente una sabia frase dicha por el investigador chileno Sergio Sánchez, que él dijo sobre el tema de los denominados contactistas: "Aquí solo veo -en definitiva- temor humano, dramatizaciones espírituales, siempre esquivando la realidad irrefutable de la vejez y la muerte". Y sí, tiene toda la razón.
Es difícil de creer que hay gente que le tiene tanto miedo al mudo real, que se tienen que inventar otro, y luego buscan contaminar el real con el de ellos, par hacerlo a su manera, pasando por encima de los demás con tal de satisfacer sus antojos y caprichos, inventándose sus propios mártires que difunden su mensaje bajo la mentira de que “lo hacen a pesar de que el poder oculto del mundo los oprime”. Pero lo único que hacen es tejer una telaraña de mentiras, que solo se sostiene de mentiras y más mentiras, y que la realidad les cae como una piedra que rompe con sus redes y desestabiliza su “mundo”.
Es deplorable ver como algunos se quieren poner falsas mascaras de “mártires” o “santos” cuando sus conductas distan demasiado de ser similar a la de uno de esos personajes, o peor aún cuando se montan en la fama de un personaje religioso (Cristo, Buda, Alá, etc) para tratar de captar la atención de sus seguidores, pero manipulando y tergiversando sus mensajes a su antojo, y hasta terminan creando sus propias agrupaciones y sectas, que en lugar de buscar la “salvación” de sus feligreses, lo único que les interesa es tener más seguidores y que estos les veneren.
Pero, ¿cómo defendernos de ellos?¿Cómo saber identificarlos? Esto no es difícil, ni imposible. Primero que nada hay que hacer un pequeño análisis del contenido se sus mensajes, uno se podrá percatar de que utilizarán estribillos relacionados con “creer para crear” o “evolucionar vibracionalmente” y cosas por el estilo, que no significan nada, ni son nada, pero ellos quieren que la gente crea que son algo importante y valioso. Pero solo quieren que les crean, no les interesa que intenten demostrarlo y verificarlo, y mucho menos permitirán que se les cuestione y ponga en duda lo que digan, pues eso pondría en evidencia su fraude. Para defendernos de ellos solo falta aplicar esa bella cualidad que todos los humanos tenemos, el ser analíticos e inquisitivos, pues todas esas ideas que ellos promulgan como “iluminadas”, “canalizadas” y “elevadas”, no son más que un puñado de patrañas que no pasan un simple escrutinio de veracidad y sustentabilidad de lo que ellos tanto dicen. Estos falsos “sabios” solo buscan esclavos que crean sus palabras, pues solo en las mentes de ellos puede ser verdadero todo eso que ellos dicen.
Por decencia debemos impedir que esto siga así. Así como ellos son libres de decir cuanto quieran, nosotros también somos libres de cuestionarles todo lo que queramos sobre lo que ellos hagan y digan, pues para nada son libres de ser cuestionados, pues no son dictadores o dueños de nuestras vidas, aunque ellos así lo quisieran.
Pregunta, cuestiona, eso es lo sano, exige pruebas y evidencias sustentables, que por creer cosas falsas mucha gente ha muerto en el mundo; pero sabiendo el verdad, la realidad de las cosas, eso nos permite vivir, crecer y avanzar como humanidad.

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