12 marzo 2007

Comunicación intrafamiliar (2a parte)



Dentro de las familias la comunicación entre los esposos es muy importante para mantener la armonía.

En la vida diaria nos encontramos de vez en cuando con situaciones que nos complican la existencia y buscamos que alguien cercano a nosotros nos escuche, pero si esa persona "no tiene tiempo" o no está dispuesto a escucharnos, es como si los problemas se multlipicaran.
Muchos piensan que los esposos o las esposas son alguien que siempre nos van ha escuchar, que siempre estarán para darnos su apoyo y para complacernos en nuestros caprichos; pero no siempre es así.
Muchas veces, cuando el marido llega a su casa cansado del trabajo lo que busca es descansar y alejarse del ajetreo rutinario; por su parte, la esposa quiere despejar su mente de las labores del hogar (en muchos casos los roles en el hogar son al revés), y al encontrarse uno quiere platicar con el otro de cómo le fue en el día, o sobre cuándo podrían ir a pasear o asuntos por el estilo. Sin embargo, no soportan lo mismo, ya que viven situaciones distintas e interactúan con personas distintas, por lo mismo será muy rara la ocasión en que los dos estén del mismo humor.
Por estas razones debemos de comprender que el otro trae llena su mente de tensiones y lo único que quiere es despreocuparse de ellas, y busca distraerse con algo que le guste, o simplemente dormir.
Los hombres, hay que aceptarlo, somos mucho más quejumbrosos que las mujeres, pero estamos más acostumbrados a trabajar bajo presión; las mujeres son más tolerantes pero son más manipulables por sus emociones. En pocas palabras: nadie es perfecto.
¿Qué podemos hacer al respecto? Respuesta: Complementarnos. Las mujeres son motivadoras, inteligentes y cooperadoras; los hombres somos ingeniosos, creativos y trabajadores; unos se complementan con otros.
Algo que deben de hacer las personas casadas es dejar de hablar de lo que hacen en su trabajo, y platicar más de lo que piensan y de lo que sienten; no tiene caso trabajar todo el día si no se puede llegar a la casa y ver a su pareja y decirle mirándola a los ojos lo que siente por ella, lo que piensa cuando no está junto a ella y lo bien que está cuando se encuentra cerca.
Por no hacer estas simples acciones, más de un matrimonio se ha desintegrado y un hogar ha sido destruido. Es muy importante decirle al "compañero (o compañera) de la vida" lo importante que es para nosotros; puesto que por tanto ajetreo diario es muy común que lo olviden. Es muy fácil pensar "ya sabe que la quiero", pero lo importante no es saber que la otra persona lo sabe, hay que demostrárselo con hechos y palabras.
No se necesita ser poeta para decirle a la pareja "Te quiero mucho", pero sí iniciativa. Y esa iniciativa ha regresado la armonía a muchos hogares en que la falta de comunicación entre los esposos estuvo a punto de separar a la familia. Platicar con la pareja es un labor que se debe de tomar muy en serio, ya que en muchos casos deberemos ser psicólogos, poetas o motivadores cuando conversamos con nuestra "otra mitad".
Es ridículo cuando por algo realmente sin importancia discuten las parejas, y hacen sus "dramitas" poniéndose como víctimas sufridas. En lugar eso y dejarse de cosas sin sentido deberían de ponerse a resolver "más rápido que inmediatamente" el problema que haya surgido, pues es mucho más importante la estabilidad y armonía del hogar que cualquier otra cosa.
Hay que recordar que la familia es la base de la sociedad, si queremos tener una sociedad tranquila, estable y progresista, debemos de procurar que nuestras familias sean igual que la sociedad que nosotros deseamos.
Nunca es tarde para decirle a la pareja "Perdóname por favor", y como tampoco nunca es tarde para decirle "Te perdono", y mucho menos para un "Te quiero". El amor es el que convierte un simple grupo de personas en familia, y a una ordinaria casa en un verdadero hogar.


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